Vistas de página en total

domingo, 31 de agosto de 2014

Manual de la perfecta victoriana

Por fin te has rendido a la evidencia y has decidido ser una dama victoriana. No te preocupes por el siglo. Es una cuestión de actitud. Apriétate el corsé y empieza a viajar. 

¿Eres una mujer directa? Olvídate. Has de aprender a ser oblicua, sesgada y regresiva. La realidad está llena de matices y tú no debes pasar ninguno por alto. ¿Agotador?¿cierto? Sí, pero has decidido ser victoriana. Nadie dijo que fuera fácil.

Aprenderás a ser laberíntica, como la mente humana. El mundo de hoy no está a la altura de este reto pero tú estás por encima de esta época. Ser victoriana es trascendente y atemporal. No te equivoques.

Has tratado sin demasiado éxito armonizar la vida íntima y la pública. No lo sigas intentando, es una pugna que has perdido de antemano. Desmelénate (de forma contenida) y enamórate hasta la médula (sin confesarlo públicamente). Disfruta con la angustia de la douleur exquise. No probarás droga igual. 

Aprende a ser romántica (pero solo al estilo victoriano), ambiciosa, exquisita, delicada y profunda. Si no puedes aprenderlo, bastará con fingirlo. Lee a Shelley y a Byron, si es que aún no lo has hecho (esto último debería disgustarte profundamente). 

Deberás aprender a moverte con soltura en la lábil frontera entre el engaño y el respeto ajeno. Ésta es condición sine qua non de la perfecta victoriana. 

Y para terminar, amarás la vida oscura en Venecia por encima de todas las cosas. Ser victoriana es algo más que un reto.

Sic.

By Alexia de Tocqueville




No hay comentarios:

Publicar un comentario