La
igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento
que pueda comprar a otro y ninguno tan pobre que vea la necesidad de venderse.
Jean-Jacques
Rosseau.
Burbujas financieras y otras perversiones
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Cuando se habla de eliminar “algunas
regulaciones específicas”, la Wikipedia está definiendo de una forma muy
políticamente correcta una realidad muy explícita: la eliminación de aquellas
reglas que impiden a las empresas hacer lo que les venga en gana. Es decir, dar
luz verde a que éstas cometan cualquier tipo de acto delictivo para incrementar
su propio beneficio económico, independientemente de su impacto en la sociedad.
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“Agilizar la operación eficiente del
mercado”. Un eufemismo de forrarse a dos manos.
Pero ¿cuándo y cómo empieza este
proceso de desregulación?¿quién lo lleva a cabo? Básicamente, y para hacerla
corta, durante la Guerra Fría, los principales cerebros del mundo (ingenieros,
matemáticos, etc.) pasaron a trabajar para los gobiernos desarrollando armamento, comunicaciones
cifradas, espionaje, satélites. Después de este período, en 1991, este talento
fue fichado por los mercados financieros y la banca de inversión.
Estas mentes brillantes, en vez de
construir grandes obras de ingeniería, dedicaron su talento a la creación de
“productos derivados” (conocidos popularmente como subprimes) que permitieron endeudarse a los estadounidenses por encima de
sus posibilidades, lo que provocó una burbuja económica. En aquel momento eran
considerados como productos muy seguros y estaban “avalados” por las agencias
de calificación. Lehman Brothers, Goldman Sachs, Merrill Linch, AGI, Morgan
Stanley, Fannie Mae, Freddie Mac, Citybank…Todos ellos estaban inmersos en una
borrachera financiera y de poder. Para asegurarse la jugada, apoyaron la
desregulación. ¿Cómo? Metiendo a sus exconsejeros en el Congreso de los EE.UU,
convirtiendo esta cámara –en vez de en un órgano de representación de la
ciudadanía- en una extensión de sus consejos de administración.
Las consecuencias de esta codicia
financiera es por todos bien conocida: la socialización de las pérdidas. En
otras palabras, a tapar los agujeros de la economía con el sudor de los
padefos. El resultado: el fin de la clase media y del Estado del Bienestar. Hay
que tener en cuenta un aspecto importante: los que montaron este chiringuito no
solo no han ido a la cárcel sino que están asesorando al presidente Obama en
estos momentos.
En Españistán,, la burbuja -de
dimensiones planetarias- tiene un tufo a ladrillo y a concejal de urbanismo
corrupto. Ya sabemos que Españistán is different. Lo cual no convierte esta realidad en menos aterradora. El
resto de la historia, lamentablemente, por todos es conocida.
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