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sábado, 30 de agosto de 2014

El lenguaje secreto de las organizaciones. Cambiar es difícil, no cambiar es fatal.



"El trabajo libera" y otras atrocidades lingüísticas (y no lingüísticas)



Paquito el encaragao, trabajador de una empresa de cuyo nombre no quiero acordarme, aunque con muchas resistencias internas, tiene claro que la realidad laboral se está transformando a un ritmo vertiginoso. Los conocimientos y aprendizajes se quedan obsoletos de un día para otro. Sabe, además, que los padefos junior están más capacitados que él para asumir los cambios. Intuye que en cualquier momento, esta desventaja, le puede hacer perder su asiento en la organización. Esto circunstancia le atormenta constantemente. Para defenderse, les ataca frontalmente (o por la espalda). De esa forma cree que les demostrará cuál es su lugar en la empresa. Si consigue aterrorizarles un poco, su cuerpo recibirá un buen chute de autoestima y probablemente, se sentirá mejor, aunque solo sea unos minutos.

“El trabajo libera”. Esta frase se la repite Paquito a sí mismo un día sí y otro también. Lleva años oyéndola de la boca de su padre y de la de Misifú.  Esta última –admiradora en secreto de regímenes totalitarios de corte fascista- la guarda como oro en paño en el cajón de la mesilla de noche de su casa. Por eso piensa que obligar a sus súbditos a trabajar más cobrando menos no es una forma de esclavitud sino un signo de libertad, acorde con los nuevos tiempos. En el fondo, Misifú –filóloga y gran devota del Imperio Romano- lucha cada día para que la palabra “salario” recupere su sentido etimológico, de cuando a ciertos esclavos romanos les pagaban con sal. Y es que Misifú y Paquito luchan constantemente para que el mundo cambie y si retrocede más de 2.000 años en la historia, mejor. Cualquier tiempo pasado fue mejor, piensan. Si los padefos juegan con ventaja en esta nueva era el problema se soluciona volviendo atrás unos cuantos siglos. El feudalismo ya ha sido instaurado, ahora solo queda pagar a los siervos con sal y problema zanjado.

Pero ¿cómo es este mundo en constante cambio?¿cuáles son las transformaciones sociales que determinan el carácter de esta época? ¿por qué Paquito y Misifú temen al cambio? ¿por qué el padefo no sabe ni por dónde le vienen los tiros?

“Estamos encadenados a formas de movernos, a formas de pensar y a formas de percibir y sentir. Somos esclavos de nuestros propios automatismos.”
F.M.Alexander

El mundo ha cambiado, eso es evidente. Cambia a cada segundo desde “la noche” de los tiempos. Lo único constante en cada una de las épocas que conforman la historia de la humanidad es “el cambio”. Si tenemos alguna certeza sobre el futuro inmediato es que habrá cambio. Si pensamos en el cambio, ya estamos cambiando y si lo obviamos nos dejamos arrastrar por él. Es imposible ignorar el cambio. El deseo de una involución también es cambio (aunque hacia atrás). El sueño de una revolución es ya una revolución en sí misma. La revolución es cambio; un cambio muy radical.

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