¿Esto es lo que hay?
“Esto es lo que hay”. Esta frase retumba
constantemente en nuestros cerebros. De tanto repetirla, además de perder su
tradicional –y único- significado (que lo tiene) ha mutado en una expresión de
resignación. Entonces, ¿qué es lo que hay en la vida de tantas y tantas
personas que no paran de manifestarlo constantemente? ¿La frase “es lo que hay”
es una perífrasis de la resignación? ¿Qué diferencia hay entre resignación y
aceptación?
En mi opinión, la resignación y la paciencia tienen
mucho en común; aunque esta última siempre es un recurso que se pone en
práctica para conseguir un objetivo mientras que la resignación es el final del
camino. Es un punto sin retorno. Un espacio vacío en el que solo hay lugar para
la renuncia y la negación. Por el contrario, aceptar es admitir y abandonar la
pelea con el pasado. Para conseguirlo tiene que existir un previo entendimiento
de la situación. Lo que no es entendido, difícilmente puede ser asimilado y
mucho menos aceptado. Aceptar es integrar nuestro pasado, presente e incluso
futuro en nuestra persona. Somos lo que aprendimos y seremos lo que hemos
aceptado. Todo aquello que no hayamos entendido se repetirá hasta el infinito.
No somos nosotros sino la vida que nos da de nuevo una oportunidad para
resolver el conflicto.
Aceptación y resignación, por tanto, nada tienen que
ver. Si aceptamos algo que no hemos comprendido, no lo hemos aceptado sino que
nos hemos resignado. Resignación es sinónimo de renuncia, de incomprensión, de
falta de gestión emocional. En oposición, cuando aceptamos, asumimos e
integramos la realidad tal cual es, sin pretender cambiarla. En este acto de
asunción, sin embargo, no sufrimos por ella. Por ese motivo, la aceptación
siempre deja la puerta abierta a la búsqueda de otros caminos.
Solamente cuando aceptamos una situación podemos
responsabilizarnos de la realidad que estamos viviendo. Esto es, adoptar una
actitud constructiva. En oposición, la resignación implica una actitud
victimista en la persona que la “sufre”. Siempre, un victimismo desde el
resentimiento y la negación.
No podemos cambiar lo que ha sucedido. Lo que pasó,
pasó, decía un buen amigo. Sin embargo, sí tenemos la oportunidad de cambiar la
interpretación de un hecho. Si esta interpretación conlleva sufrimiento,
entonces es que hemos adoptado una actitud de resignación mientras que si el
hecho provoca paz en mi interior es que lo he entendido, y por tanto, lo he
aceptado.
Efectivamente, “esto es lo que hay”. Sin embargo, nuestra
interpretación del hecho no debe llevarnos necesariamente a la resignación. La
interpretación sigue siendo un gran espacio de libertad, afortunadamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario