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domingo, 31 de agosto de 2014

Manual de la perfecta victoriana

Por fin te has rendido a la evidencia y has decidido ser una dama victoriana. No te preocupes por el siglo. Es una cuestión de actitud. Apriétate el corsé y empieza a viajar. 

¿Eres una mujer directa? Olvídate. Has de aprender a ser oblicua, sesgada y regresiva. La realidad está llena de matices y tú no debes pasar ninguno por alto. ¿Agotador?¿cierto? Sí, pero has decidido ser victoriana. Nadie dijo que fuera fácil.

Aprenderás a ser laberíntica, como la mente humana. El mundo de hoy no está a la altura de este reto pero tú estás por encima de esta época. Ser victoriana es trascendente y atemporal. No te equivoques.

Has tratado sin demasiado éxito armonizar la vida íntima y la pública. No lo sigas intentando, es una pugna que has perdido de antemano. Desmelénate (de forma contenida) y enamórate hasta la médula (sin confesarlo públicamente). Disfruta con la angustia de la douleur exquise. No probarás droga igual. 

Aprende a ser romántica (pero solo al estilo victoriano), ambiciosa, exquisita, delicada y profunda. Si no puedes aprenderlo, bastará con fingirlo. Lee a Shelley y a Byron, si es que aún no lo has hecho (esto último debería disgustarte profundamente). 

Deberás aprender a moverte con soltura en la lábil frontera entre el engaño y el respeto ajeno. Ésta es condición sine qua non de la perfecta victoriana. 

Y para terminar, amarás la vida oscura en Venecia por encima de todas las cosas. Ser victoriana es algo más que un reto.

Sic.

By Alexia de Tocqueville




sábado, 30 de agosto de 2014

El lenguaje secreto de las organizaciones. Carta a un padefo que está dejando de serlo



Si estuvieras libre de todo temor, ¿sabes lo que ocurriría?
¡Harías exactamente lo que quieres hacer!”

J. Krishnamurti















Querido expadefo,

Si has llegado hasta aquí es que ya has recorrido una parte importante del camino. Hace tiempo que no duermes, no juegas al fútbol (siempre te ha encantado) y eres incapaz de disfrutar con el sexo. Te acuestas y te levantas pensando en lo mismo: en que pase un día más para llegar antes a no sabes dónde (¿la caja-pino?). Miras el reloj con la esperanza de que hayan pasado dos horas en vez de una. Has ido en coche más de 1.000 veces a trabajar y eres incapaz de recordar los lugares por los que pasas desde que sales de tu hasta que aparcas en el polígono. Vas ciego a todas partes.

Cuando te acercas a tu sitio te recorre un sudor frío por el cuerpo. Hace tiempo que los proyectos que tienes entre manos dejaron de ser estimulantes. Cada nueva tarea es un marrón más…o la puta escalada al Everest. Estás cansado de dejarte la piel para no alcanzar ninguna cumbre.

Lo único que has aprendido en el último lustro laboral es a esquivar balas y a mostrar indiferencia ante los demás. Sin embargo, tú sabes que no es así. Cada día recibes un nuevo tiro que produce una nueva herida sangrante además de un profundo vacío existencial. Miras a tu alrededor y ves a tus compañeros tan jodidos o peor que tú. Estás harto de escuchar “esto es lo que hay” y “virgencita, virgencita que me quede como estoy”.  El lugar en el que estás no te gusta una mierda y, sabes de sobra, que ninguna virgen te va a sacar de allí. Sin embargo, es cómodo. Te permite no pensar. Hace mucho que no lo haces.

La “paz barata” que recibes a cambio de tu comodidad es el precio que has pagado por dejar de pensar. Tú sabes que ellos se aprovechan de esta situación. Conoces quiénes son y lo que quieren de ti. Sabes que esa “paz barata” es más bien “una tregua” que se romperá en el momento que digas “hasta aquí”. Una vez hayas pasado esa línea (con la que sueñas cada día) ya nunca volverás a ese lugar. Sin embargo, no tienes claro si eso es bueno o malo. Dudas constantemente de todo porque ya no sabes quién eres ni lo que deseas. Tampoco los demás te ayudan a entenderlo: están tan perdidos o más que tú. Te sientes solo.

Los mejores momentos son aquellos en los que te evades. Eres capaz de abstraerte del mundo viendo durante 6 horas truños de serie B o jugando a la Play. También te atreves con cosas peores. Lo sabes y no te importa. Tu tiempo no vale nada. Solo deseas que pasen los días y avancen las horas para alcanzar otros días y fulminar otras horas…y así sucesivamente.

Intuyes que estás lleno de talento. Es cierto que tu madre no ha parado de recordártelo desde que eres pequeño pero tú sabes que, además, es verdad. Eres un magnífico escritor y darías lo que fuese por cruzar el mundo en barco. No paras de mirar en Internet veleros y travesías por lugares con los que no paras de soñar. Te mueres por hacerlo para después escribirlo y compartirlo con los tuyos. Sin embargo, cada día te ves más lejos de tus sueños. La gente de tu alrededor no para decirte que no pierdas el tiempo pensando en esas tonterías y que pongas los pies en el suelo. ¿Qué suelo?, piensas. Hace mucho tiempo que no pones un pie en tierra firme.

Te has dejado la piel para llegar hasta aquí: una tierra estéril y hostil. Echas la vista atrás y te recuerdas emocionado esforzándote por un fin. Ahora, que ya has conseguido lo que quieres –al menos en lo material- te ves a ti mismo en las antípodas de tu felicidad. Te das cuenta de que has entregado lo mejor de ti mismo a una gente sin escrúpulos a cambio de un poco de “paz barata”. Si has llegado a este párrafo ya sabes de sobra el precio que cuesta esta paz.

Has sentido la derrota en tus carnes y la mirada ajena del “fracaso”. Te sientes engañado y defraudado. La rabia se apodera de ti. Tranquilo, es el siguiente paso. Tienes más veneno que sangre en las venas y eso te impide vivir con normalidad. Estás enfermo y cansado. Una pregunta te machaca la cabeza constantemente: “¿por qué?” No pasa nada. Tenías que llegar aquí para iniciar la nueva aventura: la de descubrirte a ti mismo.

Te acabas de dar cuenta de que en este nuevo contexto ya no funcionan las reglas que siempre te han servido. No importa. Sin darte cuenta, mientras te dabas a ti mismo a cambio de una “paz barata”, aceptaste sin cuestionarte las reglas de otros. No te preguntaste ¿por qué? ni ¿para qué? Simplemente las acataste sin más. Luego, cuando empezaste a darte cuenta de que esas reglas no te beneficiaban a ti sino a otros, decidiste dar marcha atrás pero reculaste. Estabas paralizado por el miedo. No te preocupes. El mero hecho de dudar ya te sitúa en un lugar privilegiado.

Te recuerdas a ti mismo con lágrimas en los ojos. Has llorado mucho y te has autompadecido frente al espejo. Te has regodeado en tu propia miseria y se la has transmitido a los demás. No te preocupes. No podías darles otra cosa en ese momento. El miedo, el cortisol y la angustia te han hecho enfermar. Sin embargo, te recuperarás. Si has llegado hasta aquí significa que no te estancaste y aunque no sabes bien hacia dónde…has tomado una dirección.

Estás en el momento del cambio. Conoces el camino que te lleva a la aceptación y el precio que vas a pagar por ello. Ya lo has hecho antes y sabes dónde te lleva. Ya has avanzado porque has aprendido. No volverás a caer en el mismo error. Ahora tendrás la oportunidad de equivocarte en cosas distintas. En la “falsa” zona de seguridad tampoco se aprende. Sabes de sobra, además, que tampoco es segura ni agradable. El peaje que hay que pagar para vivir en ella termina convirtiéndose en una deuda de por vida. Estás convencido de que hay sitios mejores. Si estás aquí, ya has llegado mucho más lejos de lo que jamás habías imaginado.

En breve, vas a iniciar un nuevo camino. El día que dijiste “hasta aquí” comenzaste a marcar el rumbo. Tu vida, como el velero con el que siempre sueñas, viró unos cuantos grados y desde entonces se dirige hacia un nuevo y apasionante destino. El hecho de pensarlo te emociona. Hace mucho tiempo que no te sentías así de bien. Solo has empezado a virar. Imagínate cuando comiences a recorrer este nuevo camino que además has elegido tú.

La primera parada en este nuevo recorrido se llama aceptación de la incertidumbre. Deberás desaprender conductas falsamente protectoras del riesgo al cambio. Es la única manera de alcanzar el siguiente estadío: la confianza en tus capacidades (hasta ahora ignoradas). Cuando llegues aquí dejarás de ser espectador y pasarás a convertirte en el actor principal de esta nueva vida, que tú mismo has elegido. A estas alturas ya sabes que es un viaje sin retorno. Estás preparado para ver “lo esencial”, que como decía el escritor Antoine de Saint-Exupéry ,“es invisible a los ojos”. Aunque has escuchado hasta la saciedad la frase “ser dueño de tu propia vida” ahora realmente sabes lo que significa.

Bienvenido a tu nueva realidad.

El lenguaje secreto de las organizaciones. Españistán de la A a la Z














La mayor parte de los términos recogidos en este libro han salido del blog “Laboro, la mejor asesoría laboral de la red –en nuestra opinión- para trabajadores de Españistán. Algunos de estos conceptos ya se han popularizado y circulan por la red a una gran velocidad. Son los siguientes en orden alfabético:


Account Manager. Comercial sin más.

Acta. Un arma de doble filo además de una completa pérdida de tiempo. Las actas se “levantan” (como monumentos) y se guardan en el “cajón de los trabajos olvidados”. Es elaborada por el escriba padefo y refrendada en un Comité de Incompetencia. El padefo invierte al menos dos horas en hacerla y su jefe cero minutos en leerla.

Action point. Tarea o marrón.

Analfaburro. Cualidad imprescindible en Españistán para llegar a Director. Cuanto más zote y analfabeto, más alto se llega en el escalafón empresarial. Es condición necesaria pero no suficiente para ser empresauro hispánico. El analfaburro no tiene ningún problema en decir públicamente que vota al PP y además se siente orgulloso.

Apalancamiento. En el mundo financiero hace referencia al grado en que una organización depende de la deuda y en la empresa de Españistán, a la fuerza (superior a la de la gravedad terrestre) con la que un empresauro y sus huestes clavan sus reales culos al asiento.

Asesoría Pepe. “Dícese de la asesoría de Españistán cuyo servicio consiste en llevar la contabilidad, impuestos, contratos y nóminas a Manolo el del bar y Paco el del taller. Sus instalaciones suelen ser una oficina alquilada de dos habitaciones separadas por un biombo metálico. En un lado se encuentra Pepe, que estudió hace años pero no recuerda el qué. Al otro lado está Paqui, auxiliar administrativa padefa que cobra 800€ brutos al mes. Paqui mete todo lo que cae en sus manos en el programa de contabilidad y en el de nóminas y luego se lo manda a Hacienda y a la Seguridad Social por Internet. Si algo está mal le echa las culpas al programa, pero no pasa nada porque los fallos los pagarán Manolo y Paco y no Pepe. Para cualquier contrato laboral y comunicación a los trabajadores tienen un modelo bajado de Internet al que cambian el nombre del trabajador y la empresa. Para desgracia de los trabajadores padefos no todas las asesorías son asesorías Pepe”.

Bank Holidays. Conocido en los mundillos de Españistán como “la trece-catorce” o el saco sin fondo en el que caen las vacaciones que no disfruta el padefo por hacer el gilipollas. El Bank Holiday es como un agujero negro que se traga todo lo que cae en él: días de libre disposición, supernovas e incluso la dignidad del padefo. No es de aplicación para el empresauro.

Beneficios sociales. Un enorme cajón desastre en el que entran desde guarderías para hijos de empleados hasta blackberries (sí, sí, ¡blackberries!).

“Boñiga” universal. En el mundo de la Publicidad es el comodín burdo y zafio que las agencias cuelan al anunciante cuando se ha cargado más de tres campañas. Si se trata de un anuncio da lo mismo que se intente vender un detergente, un coche o un yogur: siempre sale una tía en bolas. El equipo creativo normalmente deja al empresauro que ponga algo de su cosecha para que se le hinche un poco más el ego. La agencia suele llevárselo al rodaje, habitualmente en alguna playa paradisíaca del Caribe, para que firme los “extras” de la campaña –no contemplados en el presupuesto original- a ritmo de rones, putas y cha cha chá.

Carpeta “NO TOCAR”. Suele estar en red y es de acceso público. En ella se encuentran las fotos más bochornosas de la última cena de empresa y documentos de diversa naturaleza como multas de tráfico, facturas de la luz, nóminas y un largo etcétera. También se suele llamar carpeta “PARA ESCANEAR”.

Cena de Navidad. Normalmente, un espectáculo bochornoso y caro al que acuden por obligación los padefos de la empresa. Suele finalizar a altas horas de la madrugada con los baños atascados, las pistas saturadas y el Director de Informática ejerciendo de ventrílocuo improvisado (para sorna de sus empleados). En estas fiestas siempre funcionan dos leyes: la de la gravitación universal (todo y todos se caen en algún momento al suelo o se acercan irremediablemente a los cuerpos de mayor masa) y la de la jerarquía inversa: cuanto más alto el rango, más bajo cae su dignidad.

Comité de Incompetencia. Tipo de reunión por excelencia en la empresa de Españistán. Suele estar formado por primeros espadas, unos cuantos padefos y un escriba que toma nota de todas las sandeces que se dicen en él. Dura como mínimo tres horas. En los Comités de Incompetencia se suele hablar de lo divino y lo humano, del sexo de los ángeles y de todo aquello que no está contemplado en el orden del día (en adelante, O.D.). El escriba, en un acto de heroicidad literaria, plasma con estilo lo que ha creído entender, normalmente nada. No son pocos los padefos que iniciaron su carrera levantando actas y en la actualidad son autores de éxito de best-sellers de autoayuda y novela rosa.

Chacha para todo. Sinónimo de padefo. Da igual que exista una descripción del puesto de trabajo (o“job description”) porque el padefo, por la gracia de Dios, hará todo lo que se le venga en gana a su jefe o señor feudal. Si en su contrato aparece la palabra “assistant” por alguna parte puede darse por jodido. Su esclavitud estará justificada por ley. En las transnacionales, los nombres de los puestos suelen venir en inglés no solo porque suenan mejor (Category Developer, Project Manager, Branch Manager, Executive Assitant) sino porque nadie entiende exactamente lo que hay que hacer. Cuanto menos entendimiento, más indefinición y por tanto, más “chacha para todo”. Las páginas de empleo están repletas de terminología anglosajona con toques de Españistán. Coffee Break Manager, CEO Assistant (o secretaria), Team Leader (el marrón más absoluto), Receptionist & Marketing Manager (una nueva categoría profesional), Parking Manager (existe, no es broma), Meeting Coordinator (tampoco es coña), Sales Assistant (o administrativo de toda la vida de Dios), Customer Relations Associate (o comercial ramplón), Senior Director Financial Reporting & Consolidations (alguien muy oscuro que firma los pufos del empresaurio), Change Managment Director (Director de RR.HH. al que ya están avisando del reajuste de plantilla que va a tener que llevar a cabo)…

Chiringo hispánico. Empresa de Españistán en la que el puterío, los sobornos, la ineficacia, los pufos y las puñaladas traperas están a la orden del día. Asesorados por la Asesoría Pepe, suelen tener una cuota de discapacitados –que normalmente coincide con su Consejo de Dirección- para aumentar sus deducciones a Hacienda y obtener otros beneficios y exenciones fiscales.

Contrato Rajoy. “Contrato laboral por el cual los empresaurios hispánicos podrán contratar padefos y despedirlos gratis cuándo quieran, dónde quieran, cómo quieran y al qué quieran. Como los pueden despedir así el padefo se pone chulo pidiendo mariconadas como cobrar a fin de mes e ir a dormir a casa.”.

Chochín. La amante del empresaurio y dueña y señora del cortijo. Hace y deshace como le viene en gana y además insulta y humilla públicamente a su jefe y valedor. Suele ser tirana, soberbia y prepotente. Su mayor mérito es haber abierto bien las piernas en el momento y lugar idóneo. Por ello recibe una pensión de por vida. Abandona el chiringo cuando su mentor sale por la puerta. De vez en cuando la rompen el culo.

Copy-paste. La salvación del padefo o su ruina, según se mire. Las huestes mediavales también conocen sus beneficios. La máxima satisfacción de un padefo es comprobar cómo su jefe manda el correo (que él previamente ha escrito) a una gigantesca lista de distribución sin borrar el hilo previo.

Currículo. El nuevo papel higiénico de las empresas de Españistán en el siglo XXI.

Desmadre a la española. También conocido como cena de Navidad. Es uno de los pocos momentos en el que se puede ver la verdadera naturaleza del empresaurio y sus huestes medievales. Se trata de un rito bochornoso en el que, normalmente, los de arriba pierden los papeles ante el asombro de sus subordinados. Suele ser objeto de sorna, despelleje, terapia y desfogue entre los padefos. Si el padefo es un poco espabilado, cuando aterrice en una empresa, lo primero que hará es abrir la carpeta “Cena de Navidad 2012”. De esta forma conocerá de antemano el tipo de órdenes que recibirá en los próximos años (si es que no le despiden a los pocos meses).

Despacho. Tiene un doble significado. Por un lado, el espacio físico en el que se encierra un Director. Suele tener una puerta para que de vez en cuando pueda salir a dar por culo a sus padefos. También se entiende por despacho el vis a vis que monta en su despacho Misifú con la ayuda de su ejército de secretarias (esto incluye a su secretaria de turno y a todas las cortesanas que la sirven, por ejemplo, Paquito). Suelen ser a la hora de comer, el día que el convocado ha marcado en su calendario “asuntos propios” y suele retratarse inicialmente, media hora y posteriormente, a intervalos de 10 minutos. Cuando se anuncia un retraso de cinco minutos, la dilatación es absoluta y elegido suele pasar con el corazón en la boca. En estos despachos circenses, Misifú primero te enseña una foto de su hijo y luego te da de hostias hasta que sales sin dientes. Se trata de todo un ritual, también herencia de los mayas.

Desregulación. La cobertura legal de la precarización laboral. Comienza en los años 80 y tiene su máximo apogeo y consecuencias hoy, con la caída del Estado del Bienestar. Con ella, desaparece la ciudadanía y la clase media y volvemos a la Edad Media, uno de los momentos más oscuros de la humanidad.

Desvinculación. Despido a secas.

Devaluación interna. Bajada de salarios.

Donde dije digo, digo (San) Diego. Significa que si el padefo no lleva una grabadora o tiene todo por escrito (lo que viene siendo habitual) termina recibiendo p’al pelo (es decir, siempre). En el caso de que haya constancia documental tampoco le sirve para nada porque su jefe le dirá que no le facilitó en aquel momento los datos pertinentes para tomar una decisión adecuada. En lenguaje padefo, “no te libras ni con alas”.

Elcoñolabernarda. Sinónimo de empresa de Españistán. Veáse también “Chiringo hispánico”.

El Lotus. Este término varía en función de quién lo diga. Si sale de la boca  de un padefo, entonces hablamos de un programa de correo. En cambio, si lo dice un empresaurio, significa peluco y/o coche de lujo.

Empresaurio hispánico. “Habitante de Españistán que contrata a la Asesoría Pepe para que haga unos papeles que diga que es Empresaurio. Su objetivo es tener un negocio en el cual trabajen el número necesario de padefos al mando de un encargao mientras él no hace nace nada salvo organizar la forma de sacar más beneficios de la empresa sin pagar impuestos. Su modelo de empresa es cobrar todo en B, pagar todo en A y que el local esté alquilado. Así nunca paga impuestos y cuando lo necesita puede decirle a la Asesoría Pepe que le prepare unos cuantos despidos objetivos para echarles a todos y que les pague el FOGASA porque la empresa no tiene nada a su nombre”.

Escorialito. Todo proyecto que se desarrolle dentro de los límites de Españistán. De naturaleza ininteligible, de origen desconocido y con un diseño sobrenatural. A la vez que se ejecuta, un padefo es ejecutado. El símil que mejor lo describe es un templo Maya de sacrificios. Siempre acaban cabezas rodando.

Españistán. “Gloriosa nación europea en cuyas relaciones laborales suceden todos estos fraudes, abusos e incluso delitos que no suceden en España, que es una gran nación europea en la que eso no pasa porque no sale en la tele. En Españistán los empresaurios pagan menos impuestos que sus trabajadores y el futuro es volver al pasado porque vive en la paradoja de Terminator”.

Excel. En los departamentos de Marketing significa el principio de la mediocridad y el fin de la creatividad.

Expediente X. Una nueva forma de teatro contemporáneo que lleva a cabo el Departamento de Recursos Inhumanos de una empresa hispánica cuando un padefo acusa a su jefe de acoso laboral. Suele quedar archivado en el “cajón de los asuntos olvidados” junto al resto de quejas que el empresaurio se pasa por el arco del triunfo.

Flexibilidad. Lo que sale de la boca de Misifú cada vez que hace lo que le sale del chichi. Su compañía ha pagado cinco kilos de las antiguas pesetas para que un profesor del Instituto de Empresa le haga repetir, en alto, cinco veces al día el primer mandamiento de la nueva economía: “serás flexible por encima de todas las cosas”. Para Misifú todo en esta vida es flexible: los contratos, su vagina y el espinazo de sus padefos.

Fluoxetina. “La pastilla azul”, según Morfeo (Ver Matrix).

Fusilar. Copiar descaradamente y cepillarse a algún padefo después de una revisión presupuestaria.

Hacer Matrix. Dícese del movimiento –cercano a la velocidad del sonido- que tiene que realizar cualquier padefo para escapar de los tiros de su jefe. Normalmente al padefo no le matan las balas (que después de un cierto tiempo aprende a esquivar) sino la incompetencia y mediocridad de sus superiores.

Ingeniería financiera. Lo que terminaron haciendo las mentes más brillantes en EE.UU. antes de que estallase la crisis. Unos cuantos ingenieros de caminos y otros pocos aeronáuticos, en vez de dedicarse a diseñar puentes y aviones, se pusieron a construir “subprimes” y otros productos financieros de alto riesgo. Solo por un motivo: porque en Goldman Sachs les pagaban el triple que en la NASA. Un día, el globo de mierda explotó y los gobiernos decidieron aplicar una de las máximas del capitalismo: privatiza las ganancias y socializa las pérdidas. Ahora, la clase media (que incluye a todos los que no se han beneficiado de esto, es decir, el 99% de la población mundial) tiene que hacer “ingeniería de andar por casa” para poder sobrevivir. En Españistán –debido a nuestra idiosincrasia nacional- hemos importado la parte más casposa de esta “filosofía”. Trasladándolo a la historia que conocemos, Perico el palote, aconsejado por la Asesoría Pepe, monta a nombre de su mujer una empresa “trucha” y una ONG en África. De esta forma mata dos pájaros de un tiro: además de lavar su dinero “negro” también limpia su mala conciencia con los “negros” de África. La negritud más absoluta.

Lectura diagonal. Lo que hace Paquito con todo lo que cae en sus manos, excepto, con los correos de Misifú que los lee en diagonal, en oblicuo, del derecho y del revés para ver si encuentra en ellos un mensaje oculto de Satán.

Libreta de tareas que importan una mierda. Suele ser un cuaderno en blanco, con tapa dura. En ella el padefo –siempre delante de su jefe- hace que anota las tareas que le indican. Cada vez que apunta asiente con la cabeza, como si de verdad entendiese y le interesase aquello que le dicen. Suele rematar el movimiento de cabeza con un golpe de pestañas y un “Ahá”.

Manolo el del bar y Paco el del taller. “Empresauros hispánicos típicos. Opinan que el único derecho del trabajador es poder hacer todo lo que les diga y a lo mejor cobrar algo en B. Han levantado Españistán en todas las ocasiones en la que ha caído víctima de los derechos y de los maricones. Delante de los padefos son empresauros pero delante de la Asesoría Pepe son padefos a su vez”.

Misifú. Cosa que respira pero no siente. Aunque aspira a convertirse en esperpento de Luces de Bohemia su ínfima catadura moral y gran vulgaridad le impiden alcanzar tal derecho literario. Resultado de una gran error biológico y educativo, se levanta y se acuesta cada día como si fuese la primera y última persona sobre la faz de La Tierra. Considera que los demás (es decir, todos menos ella) han nacido para servirla sin cuestionarla. Le pone cachonda poner a Perico a cuatro patas y darle de hostias hasta dejarle sin sentido. A pesar de su locura, conoce perfectamente el poder de su coño  y el significado de la palabra terror. Disfruta infringiendo dolor en los demás. Carece absolutamente de juicio y empatía. Es lista, seductora y profundamente infeliz. Un día –después de mucha insistencia- los Reyes Magos le trajeron un hijo. Dice la “profecía” que este vástago vengará a los padefos muertos que su madre asesinó a plena luz del día, con total impunidad.

Momentos de verdad. Aquellos que tienen lugar en la soledad de un váter de empresa.

Movilidad exterior. Fuga de cerebros.

Orfidal. Como esto siga así la Seguridad Social va a tener que administrar este ansiolítico con aviones cisterna.

Organigrama. Representación gráfica del caos organizativo de las empresas de Españistán. Aunque todos los empleados lo comparten, nadie lo entiende y cada vez que alguien intenta explicarlo termina cambiándose. Suele tener una vigencia aproximada de tres meses (en el mejor de los casos).

Padefo. “Dícese del trabajador cuya máxima en la vida es paso de follones. Es el trabajador ideal para el empresauro hispánico. De hecho, el objetivo único de las entrevistas de trabajo suele ser detectar al candidato más padefo. Los padefos forman el glorioso ejército padefil, famoso por sus ataques suicidas en masa mediante los cuales Españistán planea vencer a China en la guerra de costes salariales. El padefo tiene una serie de poderes y características muy útiles para los empresauros hispánicos:

-       Invulnerabilidad zombie. Simpre irá a currar a tope le hagan lo que le hagan: bajarle el sueldo, subirle la jornada, cambiarle el horario, quitarle las vacaciones, ponérselas cuando más le joda, obligarle a comprar productos de la empresa…Pueden dejarle de pagar durante varios meses y seguirá yendo a trabajar sin quejarse. Comerá feliz su mierda y pedirá otro plato.
-       Inviolabilidad de su persona. El padefo nunca tiene la culpa de lo que hace ni sobre todo de lo que no hace. La culpa siempre es de otro. Normalmente por este orden: de los sindicatos, del Gobierno, de la Inspección de Trabajo, de los jueces, de las empresas y de los compañeros. Gracias a no ser culpable de nada tiene que hacer nada salvo lo que le digan.
-       Escritura automática. Firmará todo lo que le pidan sin leerlo.
-       Lealtad inquebrantable. No demandará a la empresa ni aunque en vez de darle la carta de despido le den de hostias.
-       Supersolidaridad. Se afilia a un sindicato por el placer de pagar la afiliación sin hacer uso de sus servicios. Jamás acude a reuniones informativas, asambleas, manifestaciones, concentraciones…
-       Superculo. Lo único que quiere cuando le echen es que le firmen los papeles del paro. No hace falta pagarle ni indemnización, ni finiquito ni los siete meses de sueldo que le deben.
-       Supergasto. Cada mes paga tranquilamente 300€ de teléfono porque le hace falta ver los vídeos de Youtube en el bar y mandar SMS a los programas de la tele. Su tarjeta de crédito es infinita.
-       Supertemplanza. Su única aspiración en la vida es poder ver el Barça-Madrid en el bar.
-       Supermodestia. El padefo niega lo que es y cede este honor a los demás.

En el mundo laboral hay dos tipos de padefos:

-       Padefo delux. No demanda a su empresa ni siquiera aunque lleve ocho meses sin pagarle las nóminas. Sigue acudiendo a trabajar puntualmente todos los días y en caso de indigencia se limita a mendigar los papeles del paro. Siempre está agradecido al empresauro hispánico por levantar Españistán y opina que el despido es caro y el mercado laboral, rígido. También se les conocen como “huestes medievales”. Vota mayoritariamente al PPSOER.
-       Padefo estándar. No demanda a la empresa por ninguna causa excepto cuando dejan de pagarle varias nóminas seguidas o le echan sin indemnización. A no ser que el empresauro le prometa por el niño Jesús que le va a hacer otro contrato dentro de tres meses, cuando se le haya pasado el plazo para demandar y pedir el paro. Vota principalmente al PPSOEL”.

Paquito el encargao. “Padefo delux que cree que va a heredar la empresa. Después de su ascenso a encargao, el padefo continúa haciendo el mismo trabajo y además lo que antes hiciera el empresauro. Así que en realidad el ascenso consiste en cobrar un poco más, trabajar el doble y que se rían de él el triple pero para eso están los padefos delux como Paquito el encargao”. Cuando se pone nervioso, suele pintarse la cara en las reuniones.

Perico el palote. Empresauro hispánico por excelencia y mentor de Misifú. Aunque va a misa todos los domingos y participa en obras benéficas, tiene esclavizados a todos los padefos de su chiringo a excepción de Misifú, que le esclaviza a él (pero esto le gusta). Casado y con tres hijos, se cepilla a Misifú un día sí y otro también mientras que su mujer se la pega con el monitor de yoga. Ha practicado tres veces el misionero con su esposa y en la intimidad más oscura se deja azotar por Misifú. Ambas le tienen pillado por los huevos. La primera tiene todas sus propiedades a su nombre y la última  guarda unas curiosas fotos de su último viaje a París en las que aparece en bolas, con una máscara y una pelota de goma en la boca.

Plan de Marketing. La Quimera del Oro.

Planificación intermedia. El Santo Grial.

PPSOE. “Asociación empresarial que gobierna Españistán desde 1939. Dentro de la misma hay dos corrientes de opinión que forma respectivamente el PPSOEL (PPSOE Left) y el PPSOER (PPSOE Right), que se han alternado en el poder desde entonces. Sus diferencias de opinión principales son relativas a los gays, la iglesia, las asignaturas marías, fumar en los bares, la velocidad en las carreteras y otros temas importantísimos; mientras que muestran unidad inquebrantable en lo básico de temas superfluos como el derecho laboral y las cosillas de los bancos”.

Precariado. Una nueva categoría laboral y social que convierte a los mileuristas en nuevos ricos.

Previsión presupuestaria. El último reducto artístico de las empresas de Españistán. Creatividad en estado puro, números que se estiran hasta el infinito, plantillas que adelgazan hasta su mínima expresión, cifras que bailan al son de una música celestial...En definitiva, un colocón de setas del Director Financiero de turno.

Recursos Inhumanos (RR.II.). Departamento que se encarga de mandar las nóminas a los empleados, reclutar a los más padefos, fotocopiar la autorización de las vacaciones, enviar comunicados bochornosos y ejecutar las leyes bananeras del empresauro. Para ello se sirve de la invulnerabilidad zombie del padefo, los consejos de la Asesoría Pepe y la última reforma laboral.

Regulación de empleos. Despidos.

Regulación de rentas y activos. Amnistía fiscal.

Revisión presupuestaria. Un amarillo, un mal viaje de setas.

ROI. Además del hijo de Paquita, la de Servicios Generales, una de las mayores verdades de fe de las empresas de Españistán. Misifú siempre está con el ROI en la boca, Paquito lo tiene presente en sus mejores sueños, Paquita intuye que toma drogas cuando sale con sus amigos y, Remedios, la de Marketing, lo eleva diariamente a la categoría de arte al intentar justificar lo injustificable en informes tridimensionales y trigonométricos.

Sostenibilidad. Es uno de los términos más explotados y vacíos de contenido del panorama empresarial actual. En realidad significa “la capacidad de permanecer”. En palabras de Alina Wheeler, sería “la habilidad para conseguir longevidad en un entorno en constante flujo, caracterizado por sufrir continuas transformaciones que nadie puede prever”. Utilizado en el contexto de las empresas hispánicas quiere decir que el empresauro hará todo lo que esté en su mano (y lo que no esté también) para seguir forrándose, pase lo que pase, pise a quien pise. Esto incluye bajarle el sueldo a los padefos, hacerles trabajar más horas y forzarles a dimitir a través de prácticas mafiosas (veáse mobbing). Todo ello para permanecer, ganar y/o no perder. La sostenibilidad del empresauro se consigue aderezando con gracia los siguientes ingredientes: una buena pizca de confusión y desorganización, una tonelada de miedo, 500 gramos de manipulación y un litro de prepotencia. Una vez mezclados los ingredientes, hay que dejar secar las palabras al sol hasta conseguir eliminar todo su contenido. En el momento en el que los términos están vacíos de significado y las personas de dignidad, el sistema se convierte 100% sostenible para el empresauro.

Toñi la camarera. “Padefa que además es la delegada de los trabajadores por algún sindicato. El criterio habitual de su selección por el sindicato fue haber sido la única que quiso firmar la candidatura. Como buena padefa, firmará cualquier ERE, ERTE, convenio colectivo, concurso de acreedores, modificación colectiva de condiciones laborales, testamento o acta notarial de la muerte de Paquirri que le pongan por delante. No hace falta amenazarla porque solo con enseñarla un papel y un boli ya se va por la pateja y empieza a firmar convulsivamente en el aire”.

Vía crucis. El camino hacia la cruz de todo padefo. Durante el calvario el padefo es escupido, insultado y apaleado tanto por sus jefes como por sus compañeros.

Viaje de incentauros. Un caramelo envenenado que da el empresauro a sus huestes para comprar su lealtad. Suele coincidir con algún destino exótico y tercermundista. En él, las huestes se comportan como lo que son: cabestros a los que se concede un minuto de libertad. Éstas aprovechan este tipo de escapadas para desatar sus instintos más básicos, reprimidos día tras día. En los viajes de incentauros está “todo incluido”: el hotel, las putas, la coca y el alcohol. 

El lenguaje secreto de las organizaciones. Resignación vs. aceptación



¿Esto es lo que hay?







“Esto es lo que hay”. Esta frase retumba constantemente en nuestros cerebros. De tanto repetirla, además de perder su tradicional –y único- significado (que lo tiene) ha mutado en una expresión de resignación. Entonces, ¿qué es lo que hay en la vida de tantas y tantas personas que no paran de manifestarlo constantemente? ¿La frase “es lo que hay” es una perífrasis de la resignación? ¿Qué diferencia hay entre resignación y aceptación?

En mi opinión, la resignación y la paciencia tienen mucho en común; aunque esta última siempre es un recurso que se pone en práctica para conseguir un objetivo mientras que la resignación es el final del camino. Es un punto sin retorno. Un espacio vacío en el que solo hay lugar para la renuncia y la negación. Por el contrario, aceptar es admitir y abandonar la pelea con el pasado. Para conseguirlo tiene que existir un previo entendimiento de la situación. Lo que no es entendido, difícilmente puede ser asimilado y mucho menos aceptado. Aceptar es integrar nuestro pasado, presente e incluso futuro en nuestra persona. Somos lo que aprendimos y seremos lo que hemos aceptado. Todo aquello que no hayamos entendido se repetirá hasta el infinito. No somos nosotros sino la vida que nos da de nuevo una oportunidad para resolver el conflicto.
Aceptación y resignación, por tanto, nada tienen que ver. Si aceptamos algo que no hemos comprendido, no lo hemos aceptado sino que nos hemos resignado. Resignación es sinónimo de renuncia, de incomprensión, de falta de gestión emocional. En oposición, cuando aceptamos, asumimos e integramos la realidad tal cual es, sin pretender cambiarla. En este acto de asunción, sin embargo, no sufrimos por ella. Por ese motivo, la aceptación siempre deja la puerta abierta a la búsqueda de otros caminos.
Solamente cuando aceptamos una situación podemos responsabilizarnos de la realidad que estamos viviendo. Esto es, adoptar una actitud constructiva. En oposición, la resignación implica una actitud victimista en la persona que la “sufre”. Siempre, un victimismo desde el resentimiento y la negación.
No podemos cambiar lo que ha sucedido. Lo que pasó, pasó, decía un buen amigo. Sin embargo, sí tenemos la oportunidad de cambiar la interpretación de un hecho. Si esta interpretación conlleva sufrimiento, entonces es que hemos adoptado una actitud de resignación mientras que si el hecho provoca paz en mi interior es que lo he entendido, y por tanto, lo he aceptado.
Efectivamente, “esto es lo que hay”. Sin embargo, nuestra interpretación del hecho no debe llevarnos necesariamente a la resignación. La interpretación sigue siendo un gran espacio de libertad, afortunadamente.

El lenguaje secreto de las organizaciones. La gestión del cambio.


Más allá del cambio cosmético

El cambio está en boca de todos. Las empresas están cambiando (de 1.0, a 2.0, a 3.0…), el mundo cambia a cada minuto, las personas cambiamos, los cambios de organización son cada vez más frecuentes, los que no cambian desaparecen…Parece que en el mundo de hoy el cambio está a la orden del día. El cambio tiene mucho que ver con la incertidumbre, la innovación, la ruptura, el desafío. 

Pero, ¿realmente el ser humano se siente cómodo con tanto cambio?¿está en su naturaleza o se ve obligado a entregarse a lo desconocido debido a la presión social?¿cómo afrontan las empresas la gestión del cambio constante? ¿y los empleados que las integran? ¿es la “flexibilidad” un término cosmético o un concepto que encierra una filosofía vital? ¿es término que se ha vaciado de contenido? ¿se trata de una palabra polisémica?




















Adentrarnos en la filosofía del cambio sería apasionante pero merecería, como mínimo, otro libro. Aquí nos centraremos en un tipo de cambio: el que afecta al mundo empresarial y a los padefos que forman parte de él. También haremos hincapié en cómo las empresas comunican el cambio que gestionan –con más o menos éxito- a sus empleados y al resto de la sociedad. Para ello, volveremos un momento a la oficina. Allí tiene lugar una apasionada reunión entre Misifú y Paquito, dos infelices trabajadores de una empresa hispánica. El cambio va más rápido en sus bocas que en sus pensamientos.

-       Tenemos que cambiar, Paquito. Se nos ve un poco desactualizados. Como pasados de moda.

***Silencio de Paquito.***

-       Pero, es que nosotros somos clásicos; apunta Paquito al cuello de su camisa.
-       Sí, en efecto, somos clásicos pero también han de vernos como innovadores. No es incompatible.
-       No, claro que no. Lo que sugieres entonces es que hagamos un rediseño visual acorde con los nuevos tiempos ¿no?
-       Sí, Paquito. ¿Ves cómo yo un cambio de logo y una página web más moderna?, señala Misifú mientras apunta con su mirada al infinito.
-       Sí, lo veo. Pero mantenemos el color ¿no?

Esta reunión en un oscuro despacho de una editorial “clásica” tiene lugar todos los días en empresas de todo tipo. Da igual que se trate de una pyme que una multinacional. El cambio se impone y hay que abordarlo con eficacia. Entonces comienza el pánico. ¿Por dónde empezamos? ¿cómo? ¿qué equipo lo liderará?

Misifú y Paquito lo tienen claro.

-       Vamos a necesitar a un desarrollador web, apunta Misifú.

***Paquito anota la indicación en un cuaderno.***

-       El resto puede abordarlo el equipo de diseño. Hay gente de sobra, añade Misifú, la visionaria.
-       Y alguien de comunicación ¿no?, pregunta Paquito tímidamente.
-       Sí, por supuesto. Un experto en comunicación que tenga mucha experiencia en redes sociales. Piensas cómo yo en alguien muy junior ¿no? Esos se manejan fenomenal en Facebook.
-       Sí, por supuesto, alguien junior; apostilla Paquito mientras escribe en el cuaderno “unos 900€/brutos al mes”.
-       No se nos olvida nada ¿no?, pregunta Misifú.
-       No, no, está todo; concluye Paquito con rotundidad.

Sí, en efecto. Está todo menos lo principal: ¿a qué idea responde el cambio de imagen? ¿en qué se fundamenta? Parece que ni Misifú ni Paquito asistieron a la rueda de prensa de Ben Verwaayen, director general de BT British Telecom, el día 7 de abril de 2001.

“No estamos cambiando la imagen de forma caprichosa. El cambio es mucho más fundamental que eso. No habrá ninguna estentórea campaña publicitaria para introducir el logo. La marca que hoy lanzamos se impondrá a través de los nuevos valores de calidad de servicio que ya están aplicando nuestros colaboradores en contacto con miles de clientes. El énfasis en la experiencia de servicio refleja nuestra actitud de cara al mercado”.

En efecto, la comunicación es cosa de todos. El éxito del “rediseño” no depende exclusivamente del diseñador ni del experto en comunicación “junior” sino del Director General. Y no solo de él sino también de todos sus colaboradores. Entonces, el cambio de imagen tiene que ver más con “los momentos de verdad” con el cliente que con el rediseño de la página web ¿cierto?

Fue precisamente Jan Carlzon, antiguo presidente de SAS Scandinavian Airlines System el que dio la vuelta a la pirámide de mando. En lugar de situarse él en la cúspide le dio la vuelta a la pirámide. En la nueva cúspide de la pirámide (mucho más amplia ya que tiene la dimensión de la antigua base) es donde se producen “los momentos de verdad”, en otras palabras, esos miles y miles de contactos entre un empleado de SAS y un cliente, que pueden durar más que algunos segundos o uno o dos minutos. Es ahí donde se pone en juego la imagen de la empresa, según Carlzon. La imagen, como podemos comprobar, además del logo y la web se compone –en una mayor medida- de toda la comunicación que se genera entre clientes y empleados. Si estos últimos, como vemos, son los que tienen el poder de levantar o hundir la imagen de una empresa,  entonces ¿por qué se les trata tan mal en Españistán? Como bien dice Frank Memelsdorff en su libro Rediseñar para un mundo en cambio, “los empleados, más que los directivos, son la nueva imagen”.

Parece que la ecuación se complica. Los directivos perciben que si no cambian la empresa irá a la ruina. Sin embargo, entienden el cambio en términos de rediseño y no de comunicación (especialmente interna). O bien, interpretan que la comunicación es una cuestión cosmética. Por ello, ponen al frente de su gestión a recién licenciados. Entienden que el cambio debe ser mostrado a la sociedad. De ahí su insistencia con el cambio de logo y la publicitación a los cuatro vientos. Sin embargo, cada vez que intentan abordar una “intervención” en profundidad una congoja se apodera de sus cuellos. Ahí es cuando Misifú saca la bandera de la flexibilidad que viene a ser una especie de salvoconducto para mover fichas sobre la marcha. Lo que no se ha reflexionado con anterioridad tiene que ser improvisado con posterioridad. O como diría mi amiga Paqui: “web al canto y para mañana”.

El cambio, por otro lado, también es sinónimo de riesgo y movimiento. Si no te mueves, fracasas. Así de simple. Richard Sennett, autor de La corrosión del carácter lo expresa en los siguientes términos.

“La cultura moderna del riesgo se caracteriza porque no moverse es sinónimo de fracaso, y la estabilidad parece casi una muerte en vida. Por lo tanto, el destino importa menos que el acto de partir. Inmensas fuerzas económicas y sociales dan forma a la insistencia de marcharse; el desorden de las instituciones, el sistema de producción flexible, realidades materiales que se hacen a la mar”.
De alguna forma, los padefos se ven impulsados constantemente a saltar al vacío sin calibrar las consecuencias de su cambio. Según Schumpeter, la destrucción creativa, el pensamiento empresarial, requiere gente que se sienta cómoda sin calcular las consecuencias del cambio, o gente que no sepa qué ocurrirá a continuación. La mayoría, sin embargo, no se siente tranquila con los cambios que se producen de esta manera despreocupada y negligente.

El lenguaje secreto de las organizaciones. La diferencia entre éxito y realización.



Ilusiones del ego...

Hace poco leí un texto del experto en salud emocional, Alex Rovira. En él hablaba de la diferencia entre éxito y realización.
















La palabra éxito me resulta incómoda. Quizás porque el término se ha pervertido a base de confundirlo con el logro fácil, la notoriedad ajena de compromiso, integridad o esfuerzo, o con la clichés que tienen que ver más con la vanidad que con la verdadera realización. Frente al éxito, la palabra realización me resulta mucho más amable y a la vez firme, rigurosa, contundente. Realizar implica concretar en lo real; hacer, actuar. Realizar nos habla también del cumplimiento de un anhelo, pero en este caso la vanidad y la pedantería sobran, el ruido de lo exterior no aparece. Y lo que es más importante, la realización nos habla de tomar conciencia, de darnos cuenta, de despertar.”

En efecto, difícilmente se puede dar tanto en el clavo con tan pocas palabras. Es cierto, la palabra éxito viene acompañada de un ruido vanidoso que nos aleja inmediatamente de la idea que quiere transmitir. Ese ruido de carácter ideológico niega el carácter polisémico del término. Muy al contrario, lo vincula a un significado muy anclado en el pensamiento único, que como bien sabemos, por naturaleza es excluyente. Sin embargo, hay tantos tipos de éxito como significados a los que sea vinculado. Es precisamente, esta perversión cultural del término lo que anula su efectividad comunicativa. El éxito, tal y como se entiende en Occidente, se ancla en el pensamiento, en una idea colectiva que no necesariamente encaja con nuestros deseos más íntimos y personales.

Precisamente, es esta desviación lo que provoca una reacción que incita a la persona transitar por caminos que le alejen de este supuesto éxito. Es lo que se conoce en psicología como “miedo al éxito”.

El miedo al éxito surge cuando el individuo camina por la vida sin detenerse a pensar si ha elegido el camino que realmente quiere. Probablemente, inducido por presiones sociales y culturales. Desde un principio se enfoca hacia un objetivo que a medida que se avecina despierta en su cerebro sensaciones angustiosas e incómodas que le impiden continuar con la determinación que ha mostrado hasta ese momento. Esto es así porque su mente conoce la verdad, por mucho que quiera engañarla. Ekhart Tolle, en El poder del ahora, define con detalle esta lucha interna que se libra en nuestro interior cuando no somos totalmente sinceros con nuestros deseos.

“Si una persona no emana amor y alegría, presencia completa y apertura a todos los seres, no está iluminada. Otro indicador es cómo se comporta esa persona en situaciones difíciles o problemáticas, cuando las “cosas van mal”. Si tu “iluminación” es una ilusión del ego, la vida pronto te pondrá pruebas que harán surgir tu inconsciencia: miedo, rabia, actitudes defensivas, juicios, depresión, etc.[...]”.
El éxito, en efecto, es una ilusión del ego desconectada de nuestros deseos más íntimos y sinceros. Y el ego, como bien sabemos a estas alturas, es un señor feudal implacable, cuyo poder emana del dios de la mente. Esto no quiere decir que la mente sea un mal consejero sino que solo encierra ideas, emociones, potencialidad, conocimiento y talentos (que no es poco). Sin embargo, la vida es mucho más. La vida es acción, amor, coraje, compromiso, tierra, momento y espacio. También es dolor, ambición, derrota y pasión pero no encerrada en el plano de cuatro paredes mentales. La vida es concreción, como dice Rovira. También es realización en contraposición a la idea de éxito, que es proyección. Excede, por tanto, a toda imaginación. Se saborea, se toca, se siente. La vida es rugosa y áspera o bien de una suavidad inaudita, cuando circula sin obstáculos por la grandeza de nuestro ser. Esto solo sucede cuando conectamos con nuestros deseos más profundos, lejos del espejismo que puede provocar el placer inmediato. La vida es el último reducto de humanidad. No es sino es con los demás. El éxito y el placer, por el contrario, no necesita de más entidad que un ego. Se agota, por tanto, en su ejecución.

El poeta bengalí, Rabindranath Tagore explica a la perfección la idea de la ilusión del ego.

“No importa lo que sintamos o sepamos, no importan nuestras dotes potenciales o talentos, solo la acción les da vida. Muchos de nosotros entendemos conceptos como el compromiso, el coraje y el amor, pero en realidad saber es hacer. Hacer trae la comprensión, y las acciones convierten conocimientos en sabiduría. No puedes atravesar el mar simplemente mirando al agua.”

Entonces…¿qué es la vida?. Para mí no hay mejor definición que la del maestro indio Osho.

“La vida no es una filosofía, no es un problema; es un misterio. Tienes que vivirla, no de acuerdo a cierto patrón de conducta, no de acuerdo a un condicionamiento, de acuerdo con lo que te han contado sobre ella. Tienes que empezar de nuevo, desde cero.

Depende de ti. La vida en sí misma es un lienzo en blanco, se convierte en cualquier cosa que tú pintes en él. Puedes pintar infelicidad, puedes pintar felicidad, puedes pintar progreso interior.

Esta libertad, este libre albedrío es tu gloria. Mi mensaje es muy simple: Vive la vida tan peligrosamente como te sea posible. Vive la vida totalmente, intensamente, fructíficamente, porque la vida, es Dios. Primero conviértete en un Zorba, en una flor de esta tierra y a través de ella logra la capacidad de llegar a ser un Buda, la flor del otro mundo. El otro mundo no está separado de éste; el otro mundo no está en contra de éste. El otro mundo está escondido en éste. Este es sólo una manifestación del otro y el otro es la parte no manifiesta de éste.

Para mí, el primer fundamento de la vida es la meditación. Todo lo demás es secundario. La vida debe ser una búsqueda. No un deseo, sino una búsqueda; no una ambición de convertirse en esto o en lo otro, el presidente de un país o un primer ministro, sino una búsqueda para descubrir: “¿Quién soy yo?”.

La vida no es una cárcel, no es un castigo. Es una recompensa y es dada sólo a aquellos que se la han ganado, a aquellos que se la merecen. Ahora tienes el derecho de disfrutar, de llorar, de sentir, en concreto de vivir. Sería un pecado si no disfrutas de todo lo que te da la vida.

Irías en contra de la existencia si no la embelleces, si la dejas simplemente como la encontraste. No, déjala un poco más feliz, más hermosa, más fragante.”